LECTURA PANORÁMICA
Autor
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Robert Louis Stevenson
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Titulo
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Apología de la
pereza
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Extensión
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5 paginas
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Estructura
externa
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Prosa
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Uso de tipografías
especiales
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Script
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Divisiones
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Tres subtítulos: 1.
La vida inerte, 2. El arte de vivir, 3. Una especie de coma.
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Gráficos
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Imágenes
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Editorial
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Página: Algarabía
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LECTURA
ANALITICA
¿Qué
objetivo tendrías al leer el texto?
Saber y tener conocimiento de las cosas que
hacemos y no hacemos al igual que determinar si es pereza de acuerdo a lo que
nos plantea Stevenson.
¿Cuál es la idea central?
Conocer que la pereza no es solo “no hacer
nada” sino que son las ganas y la actitud con la que te desenvuelves para poder
disfrutar de lo decidido a hacer.
¿Cómo
desarrolla la información el autor?
Empieza con tres preguntas, una breve
introducción de lo que va a tratar para después desglosarse en tres subtítulos:
la vida inerte, el arte de vivir y una especie de coma.
IDEAS
PRINCIPALES (SUBRAYADO)
Apología de la pereza
¿Es tan mala la pereza?
¿Quién decide si una persona es productiva o no? ¿Un salón de clases la única
vía de enseñanza o también
Se sabe que, debido a su débil constitución
física, Stevenson pasó mucho tiempo recluido en su casa, o encamado,
escribiendo. Quizá a ello se deba su idea de la pereza como una
perspectiva vital distinta a la industriosidad de su época —de ahí esta
apología, «discurso en defensa de alguien o algo»—, de cuya exposición
publicamos un fragmento.1 Tomado de: Robert Louis
Stevenson, Memoria para el olvido, México: FCE, 2008.
Boswell: Nos
cansamos cuando no hacemos nada. Johnson: Eso sucede, señor, porque como
los demás están atareados, queremos compañía; pero si no hiciéramos nada, nadie se cansaría: nos
entretendríamos los unos a los otros.
Precisamente
ahora, cuando todo
el mundo está obligado, so pena de ser
condenados por un delito de lesa respetabilidad, a ingresar en alguna profesión lucrativa, y a ejercerla con auténtico entusiasmo, una exclamación del partido
opuesto, de quienes están
satisfechos cuando tienen bastante y les gusta contemplar y disfrutar del
tiempo, adquiere cierto tono bravucón y de fanfarronería.
Pero no
debería ser así. La mal llamada pereza, que no consiste en «no hacer nada», sino en hacer muchas
cosas no reconocidas en los formularios dogmáticos de la clase
dirigente, tiene tanto derecho a hacerse valer como la laboriosidad.
La vida inerte
Se suele
considerar que la existencia de
personas que se niegan a participar en esa gran carrera de obstáculos por unas cuantas monedas de seis peniques representa tanto un
insulto como una decepción para los que sí lo hacen.
Un tipo cabal —de los que tanto abundan— toma su
decisión, vota por los seis peniques, y, por emplear el enérgico americanismo,
va «saco» por ellos. Y mientras
él está arando esforzadamente el camino,no es difícil entender su resentimiento cuando ve personas descansando en los
prados de los márgenes, tumbados con un pañuelo en la cabeza y un vaso junto al codo. La
indiferencia de Diógenes ofende en un sitio muy delicado a Alejandro.
Para aquellos
turbulentos bárbaros, ¿en qué
quedaba la gloria de haber conquistado Roma, cuando irrumpieron en el Senado y
se encontraron a los Padres sentados en silencio e insensibles a su triunfo?
Resulta molesto esforzarse y escalar las cimas
difíciles y, al terminar, ver que la humanidad se queda impasible ante tu
logro. De ahí que
los físicos condenen lo que no es físico, que los economistas sólo toleren superficialmente a los que saben
poco de acciones, que la gente de letras desprecie a los iletrados, y que las
personas con un oficio se unan para denostar a los que no tienen ninguno.
[…] Los libros tienen su valor, pero
son un sustitutivo de la vida completamente inerte. Es una pena quedarse
sentado como la dama de Shalott, mirando un espejo, de espaldas a todo el
bullicio y el atractivo de la realidad. […] En mi caso, asistí a muchas clases
en aquellos tiempos. Aún recuerdo que el giro de la peonza es un ejemplo de
estabilidad cinética. Aún recuerdo que la enfiteusis no es una enfermedad, ni
el estilicidio un crimen. Pero, aunque no quiero olvidar esos retazos de
ciencia, no les doy el mismo valor que otras cosillas que aprendí al aire
libre, mientras hacia novillos (irse de pinta). […]
Basta decir
lo siguiente: si un
muchacho no aprende
en la calle es porque no tiene capacidad para
aprender. […] Puede lanzarse contra una mata de lilas junto a
un arroyo, y fumar innumerables pipas al son del agua en las piedras. Un pájaro
canta en el matorral. Y puede que allí tenga ideas amables y vea las cosas bajo
una nueva perspectiva. Vaya, si esto no es educación, ¿en qué consiste ésta
entonces?
El arte de vivir
Ahora bien,
la del sabio hombre del mundo es la opinión más extendida. […] Sainte Beuve, a
medida que fue cumpliendo años, consideraba que toda la experiencia era como un
único y gran libro, que podemos estudiar algunos años antes de irnos de este
mundo, y le parecía que daba igual leer el capítulo xx, que es el cálculo
diferencial, o el capítulo xxxix, que es oír a la banda
tocando en el parque. […] Mientras
otros llenan su memoria con un batiburrillo de palabras, la mitad de las cuales
olvidarán al término de esa semana, el que hace novillos puede aprender algún
arte sumamente útil: a tocar el violín, a distinguir un buen puro, o a hablar
con desenvoltura y tino con toda clase de personas.
«No creo que
la necesidad sea la madre de la invención. La invención… proviene directamente de la ociosidad;
posiblemente también la pereza: para ahorrarse el problema», Agatha
Christie.
Muchos que
«se han aplicado con diligencia en su libro», y lo saben todo sobre una rama u
otra del saber establecido, salen de la sala de estudio con un aspecto antiguo y
de búho, y resultan secos, burdos e indigestos en las mejores y más luminosas
partes de la existencia. Muchos
amasan una gran fortuna y siguen siendo groseros y ridículamente estúpidos
hasta el final. Mientras tanto, ahí está el perezoso, que empezó a vivir a la
par que ellos, una imagen distinta.
Ha tenido
tiempo para cuidar su salud y su ánimo; ha estado mucho al aire libre, que es
lo más saludable para el cuerpo y la mente; y, aunque nunca haya leído pasajes
escondidos del Gran Libro, le ha echado un vistazo y lo ha leído en diagonal
con gran provecho. ¿No podría sacrificar el estudiante algunas raíces hebreas, y el hombre de negocios algunas medias
coronas, a cambio de una parte del conocimiento que tiene el perezoso de la
vida en general, y del Arte de Vivir?
Una especie de coma
[…] Estar
extremadamente ocupado, ya sea en el colegio o la universidad, en la
iglesia o el mercado, es síntoma de una vitalidad
deficiente, y la facultad de la pereza implica unos gustos amplios y variados y un fuerte
sentido de la identidad personal. Existe una clase de personas muertas en vida, vulgares, que apenas son
conscientes de estar vivos si no ejercen alguna ocupación convencional.
[…]
No tienen
ninguna curiosidad, no pueden entregarse a estímulos azarosos, no disfrutan con
el ejercicio de sus facultades por el mero placer de hacerlo y, a
no ser que la Necesidad la emprenda a palos con ellos, incluso se quedarán quietos. Es inútil hablar con gente así: no pueden estar sin hacer nada, su naturaleza carece de la generosidad necesaria;
y las horas que no dedican al furioso trabajo en el molino de oro las pasan en
una especie de coma. […] Como si el alma de un hombre no fuese ya suficientemente
pequeña de por sí, han menguado y
reducido la suya con toda una vida de trabajo sin distracciones; hasta que
llegan a los 40, con la atención muerta, una mente vacía de cualquier fuente de diversión, y sin una idea que entre en contacto con otra,
mientras esperan el tren. […]
«Nada es
realmente un trabajo, hasta el momento en que preferirías estar haciendo otra
cosa», James Matthew Barrie
Pero no sólo
es él la víctima de sus atareadas costumbres, sino también su mujer e hijos,
sus amigos y parientes, e incluso las personas con las que se sienta en el
vagón de un tren o en un autobús. La devoción perpetúa hacia lo que un hombre llama su negocio sólo se
puede obtener mediante una desatención perpetua de muchas otras cosas.
[…]
No cabe duda de que dependes en gran medida de las atenciones de
tu abogado y de tu agente de Bolsa, de los guardias y guardavías que te llevan rápidamente de un sitio a otro, y de los policías que patrullan las calles
para protegerte; pero ¿acaso no hay un pensamiento de gratitud en tu corazón para otros benefactores que
te hacen sonreír cuando te cruzas con ellos, o que aderezan tu cena con una
buena compañía? […]
Para leer el
texto completo, consulta Algarabía 102.
ESQUEMA
RESUMEN
Stevenson le surge la idea de la pereza por
el estar encamado en su casa y escribiendo por el cual defiende que al estar
acostado no es estar haciendo nada.
La pereza no es “no hacer nada” es aquello de
lo que la mayoría vive en constante ciclo solo porque es necesario para nuestro
futuro, el obtener conocimiento de un libro y con ello pasar un examen solo es
de un rato para después ser olvidado; eso sí que si es pereza. El disfrutar de
las cosas que hacemos el echarle ganas por algo que realmente nos gusta hacer
y el no solo tener conocimiento sino practicarlo y estar alegres por vivirlo.
Por lo menos un gracias verdadero y con un
buen sentimiento aquellos que hacen de tu vida mejor.
MAPA
MENTAL
LECTURA
CRÍTICA
1.
¿El
autor es experto en el tema?
Sí, porque se volvió experto
desde que empezó a buscar en otras fuentes de información acerca del tema para
poder ampliar su conocimiento.
2.
¿El
lugar donde se ha publicado el texto es prestigioso en el ámbito académico?
No, pero la página es
confiable por el tipo de textos que utiliza.
3.
¿El
texto es actual?
No, porque el texto es
tomado de un libro por parte de Robert Louis Stevenson publicada en 2008.
4.
El
autor se apoya de otras fuentes, ¿la cita y referencia debidamente?
No, pero si recalca que
persona fueron tomadas las palabras. Al principio si muestra la cita correcta
para ser de un libro tomado.
POSTURA
DEL AUTOR
El autor habla sobre la
pereza y su postura es de dar conocimiento de lo que defiende por estar
postrado en su cama debido a su enfermedad. Trata de recalcar lo que realmente
es pereza a diferencia de lo que es hacer algo que para él es el disfrutar y el
fin con lo que haces las cosas.
ARGUMENTO
Estoy a favor de lo que dice
el autor porque al igual que el pienso que la pereza no es solo hacer nada si
no la forma el fin que le das el hacer la cosas, si yo quiero aprender solo
leyendo porque me da flojera ver lo que es realmente lo que estoy haciendo. El disfrutar
de lo que hacemos y que la gente vea que nuestro conocimiento es por la
experiencia la que vivimos.
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